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DESVIRGADA POR ABUELO & PAPA

  • Mr. Agrev
  • 14 feb 2015
  • 11 Min. de lectura

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Hace un año y medio, cuando recién había cumplido 20 años, mi abuelo y mi padre me desvirgaron.

En esa fecha yo tenía vacaciones, al igual que mi padre, así que decidimos ir a visitar a mi abuelo, yo no la había visto en más de cuatro años. Nos fuimos en auto desde la Ciudad de México a Puebla. Al llegar, mientras mi papá bajaba las maletas yo toque el timbre anunciando nuestra llegada. Abrió una linda chica que tenía puesto un vestido negro sencillo y unos zapatos blancos de piso, reconocí de inmediato que era la chica de la limpieza. Se hizo a un lado dejándonos pasar, saludo a mi papá a quien ya conocía pues él visitaba continuamente al abuelo y a mi me tendió la mano, presentándose.


—Soy Carina, es un placer conocerla señorita Mónica— le correspondí el saludo de la misma manera.

—Lo mismo digo, solo dime Monica.

—Si señor… Mónica— sonrió y tomo la maleta que yo traía, caminamos un poco para llegar a la sala y mi padre se tumbó en el sillón grande dejando salir un suspiro de cansancio— Llevare las maletas a sus habitaciones, los veré después, no tarda en bajar el señor- le sonrió coquetamente a mi papá y se retiró.

Yo la analice mejor. Estaba muy ajustada de la ropa dejando ver sus curvas, sonreí para mis adentros, negando con la cabeza, comprendí porque mi abuelo la había contratado, la chica era bonita y sexy, me imagine que también le servía para otros propósitos.

Minutos más tarde el viejo por fin se dignaba a bajar y darnos la bienvenida. Cuando me vio se dirigió hacia mí, me dio un beso en la mejilla y me abrazo como si su vida dependiera de eso.


— ¡Mi bombón! si que ha pasado tiempo— sonriendo cariñosamente, se separó y me vio de abajo hacia arriba, pude notar perfectamente cómo había detenido su mirada a la altura de mis pechos, me sonroje y rodé los ojos- te has puesto muy hermosa- me dio otro besito, dirigió su atención a mi padre y mientras ellos se saludaban y platicaban yo subí a la habitación que me habían dado.

Era muy sencilla había una cama matrimonial, una televisión como de los 90s, un roperito y un espejo de cuerpo entero al lado de este. Metí mi maleta y me disponía a desempacar, pero me quede viendo mi reflejo en el espejo. Nunca me he considerado una hermosura de pasarela, pero tengo lo mío con una estatura de 1.70, mi cintura de 76 cm, un trasero paradito (aunque preferiría que no lo fuera tanto) y mi pecho de 115 cm con una copa DD. Mientras me veía, recordé a mi abuelo viendo mis senos, ese día yo traía una falda que llegaba a la mitad de mi muslos y una blusa de manga larga con un escote que dejaba ver parte de mis encantos, por su tamaño siempre los he mantenido firmes y paraditos con ejercicio, redonditos, me encantan.

No me di cuenta que mi abuelo había abierto la puerta y estaba viendo como yo misma me piropeaba y tanteaba mis pechos con curiosidad.


— ¿Te ayudo con eso? — gire sobre mis talones y me sonrió cómplice, sabía que me había visto tocándome, entro a la habitación y subió mi maleta a la cama— te ayudo a desempacar, tu papá se durmió y me ha dejado hablando solo— reí un poco y abrí la maleta, así que le empecé a pasar la ropa, mientras hablábamos de cosas sin importancia, hasta que llegue a la ropa interior, de esa obviamente me encargaría yo…- Esa ropa también, anda- me hizo un ademan con la mano, le di el resto de la ropa y la guardo- Ya te he visto las tetas descaradamente al igual que tu culo, no tengas pena conmigo.

— ¡Abuelo! — Lo mire seria, esperando que no lo dijera en serio— cómo puedes hablar así tan fresco… soy tu nieta.

—Pero yo soy hombre y no puedes esperar que una mujer como tu pase desapercibida con esos melones y ese trasero, al menos no para mí y no creo ser el único— antes de que lo pudiera evitar se acercó y puso sus manos en mis senos apretándolos por encima de la tela, le di un manotazo y burlándose, salió de la habitación dejándome desubicada, ¿qué había sido todo eso?

Estuve pensando en lo sucedido, hasta que me quede dormida y desperté hasta el siguiente día, me bañe y me vestí, ya tenía hambre, pero me acorde de la noche anterior con mi abuelo y se me fueron las ganas de bajar más no de comer, así que llame a Cari y le pedí que me subiera algo. Una vez satisfecha, me disponía a ver algo de tv, cuando escuche que mi papá me llamaba. Baje a regañadientes y fui a la sala, estaban sentados en el sofá, cada uno con una cerveza en la mano a medio terminar y otras dos en la mesa de centro ya vacías, vi el reloj, apenas era la una de la tarde.

—Dime… ¿qué quieres? — le dije cruzándome de brazos y viendo de mala manera al viejo.

—…Mi pito entre tus tetas— mi abuelo y mi padre se empezaron a reír, alce la ceja, primero mi abuelo y luego mi papá, qué se supone que era todo esto, alcancé a ver a Cari despedirse de mí y dirigirse a la puerta principal— Hasta luego putita— le dijo mi padre, nunca lo había escuchado hablar así y me puse algo tensa, todo era extraño, mi padre se levantó de un solo movimiento y mi primera reacción fue intentar salir de esa habitación, pero mi papá me detuvo por el brazo derecho— Tú te quedas mi vida, vamos a ver, sabes no debes ser grosera con tus mayores, trata bien a tu abuelo- acaricio mi brazo, yo iba a replicar cuando me callo— shh no he terminado- me dijo serio- Si tu abuelo quería tocarte esas… esas tetas lo debiste haber dejado- lo mire perpleja, sabía que había estado bebiendo, pero también sabía que por un par de cervezas mi padre no estaría así— por eso el día de hoy te vamos a enseñar a servirle a tus mayores— con su dedo índice, jalo mi escote viendo hacia adentro y sin avisar paso su lengua en medio de mis pechos, abrí mis ojos como platos, cómo era posible que estuviera pasando eso, eso no pasaba en la vida real, pero claro que pasaba, lo estaba viviendo en carne propia, acaso se habían vuelto locos, mi padre apretó más fuerte mi brazo, yo intente soltarme pero mi padre posee una fuerza impactante, en serio— no lo quieras hacer difícil, porque saldrás perdiendo— de espaldas hacía el me agarro por los dos brazos y restregó su entrepierna en mí trasero, esto estaba fuera de mis limites, nunca creí que mi primera vez sería así, abusada por mi padre y abuelo, pero una parte de mi estaba respondiendo, me estaba excitando.


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Mi abuelo se levantó y se acercó a mí sonriendo triunfal. Con ambas manos me acaricio mis hombros y las puso en mi cadera, me beso el gordito que sobresalía de mis pechos por el escote y con la boca desabotono mi blusa, mientras una de sus manos bajaba el cierre de mi falda y la dejaba caer, era lo más erótico que había experimentado en mi corta vida, hasta entonces, sentí como me soltaban de los brazos y no hice algún intento por escaparme. Yo había perdido, me excitaba la idea de satisfacer a dos hombres maduros. Mi papá me bajo de un tirón los calzones y los lanzo por el aire, mientras mi abuelo me quitaba el sostén, jugando con su lengua en mis pezones, empecé a jadear y gemir porque simultáneamente mi padre había separado mis nalgas y me estaba tanteando mi conchita, metió de golpe tres dedos en mi vagina, ya estaba mojadita, los empezó a meter y sacar frenéticamente rosando mi clítoris haciendo que mis piernas temblaran y perdieran fuerza, mi abuelo me sostuvo por debajo de los brazos, él seguí lamiendo y chupando mis tetas, mis pezones ya estaban más que duros, casi dolían, sentí que me sacaban los dedos y mi abuelo sin soltarme me recostó en la mesa de centro, se puso a la altura de mis muslos e hizo lo mismo que mi padre, me metió de golpe tres dedos haciendo círculos, metiendo y sacándolos, abrió aún más mis piernas y sustituyo los dedos por su lengua, para mi era algo nuevo y alucinante, mi pecho subía y bajaba, la metía y sacaba, yo no podía más que disfrutar y gemir tanto como mi garganta me lo permitió, había perdido el juicio… y también la moral, entonces sentí que su lengua toco el punto exacto y me vine, un gran gemido salió de mi boca, el primer orgasmo de mi vida había sido provocado por mi abuelo, no supe de nada, mientras convulsionaba y mis piernas temblaban. No había terminado de recuperar la respiración, cuando papá se posiciono encima de mí con la intención de hacerse una paja con mis tetas. Puso su pene entre ellas, las junto y las empezó a follar, primero lento y luego intensificando el ritmo, después yo misma las junte, para que mi padre solo se ocupara satisfacer su erección, al mismo tiempo mi abuelo ya lo tenía bien parado, el pobre pedía agritos algo de atención, medio lo vi desde la posición en la que yo estaba y abrir mis piernas para su deleite, se rio burlonamente y asintió con la cabeza, no lo tome a mal, de hecho me gustaba cada gesto de burla que ellos me hacían, en el sexo me encanta que el hombre sea vulgar y brusco, que se aproveche y me utilice a su antojo para satisfacerse, siempre que también me satisfaga.

—Pues entonces a ensartarte— dijo mi abuelo con una voz ronca, con el apoyo de mis tacones y un cojín alce mi cadera para que mi abu pudiera penetrarme mejor, dio una lamidita y dedeo un poco, luego sentí algo más grande, estaba tallando su pene de arriba abajo en mi vaginita, pude sentir que lo tenía gordo y un poco más largo que la media, hizo una ligera presión contra mí entrada y me la quiso meter de golpe, jadee por la fuerza con que lo había hecho, pero no entró toda, golpeteo contra mi himen, saco rápidamente su pene y lo volvió a meter con más fuerza de una sola, él emitió como un gruñido y yo solté un sonoro gemido de placer y dolor, no dejo que me acostumbrara a la intromisión y enseguida empezó a bombear, minutos después el pene que estaba entre mis senos tembló un poco y expulso una gran cantidad de delicioso semen que escurrió por mi cara, pechos y parte de mi abdomen, saboree los restos que habían quedado en mis labios, mi papá se incorporó y se sentó en el sofá para recuperar la respiración, mientras veía como mi abuelo me daba constantes y firmes embestidas- está bien apretadita- le dijo a mi padre y él sonrío.

Solo se escuchaban los gruñidos de mí abuelo, mis gemidos, el choque de nuestros cuerpos y ese sonido tan particular cuando el pene sale y entra de una vagina bien lubricada, me enamoro la mezcla de sonidos. El viejo se inclinó un poco hacia adelante e hizo un camino con su lengua por mi cuello hasta llegar a mis pechos con los que se entretuvo nuevamente, yo había puesto mis manos en los pectorales de mi abuelo y mis senos rebotaban con cada embestida, 10 minutos después estas tomaron más fuerza y velocidad, la respiración se me iba, arquee un más la espalda y las penetraciones se volvieran un poco más profundas, me dio dos fuertes embestidas más, la última me dejo sin aire por un momento, sentí como alcanzo a golpear la pared de mi útero, experimente un dolor placentero y derramo su semilla dentro de mí, sentí como me dejaba llenita y salió lentamente escurriendo el resto por mis nalgas y muslos, se tiró en el piso a descansar, pero yo no tendría descanso, porque mi papá ya estaba empinado nuevamente, se puso a una buena altura, sin mediar palabra conmigo, tan serio y frio, como el mismo, simplemente puso mis piernas encima de sus hombros, jugueteo con su pene en mi entrada, el de él era aún más grueso, apretó la punta contra mi conchita y lo empezó a meter despacio, pero sin más, termino de meterla con una fuerte estocada (vamos que era de familia ¬¬) empezó a bombear, yo cerré los ojos y se acercó a mi oído.

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— Abre tus ojos mi vida, quiero ver cómo disfrutas y que veas como te folla tu padre— puso su mirada fija en mis ojos, contemplo mis gestos de placer cada que me la metía, luego recorrió con su mirada mi cuerpo, acercó su boca a mis senos con la intención de atrapar uno con ella, me impulse un poco haciendo que uno de ellos rebotara en sus labios y empezó a lamer y succionar, mi abuelo aun tirado en el piso alcanzo el pezón de mi otro seno, dio circulitos mientras lo apretaba, las embestidas de mi papá eran muy bruscas y con mayor fuerza, yo gemía desesperada, alcanzo a rozar mi clítoris y con eso tuve, para otro orgasmo cuando toco ese maravilloso punto, convulsione, al mismo tiempo que mi padre aumentaba la velocidad y acto seguido eyaculaba dentro de mí una buena cantidad de semen, no se salió hasta después de un minuto, como asegurándose que su nena quedara preñada de su semental padre. Pensé que ya todo había acabado y me disponía a descansar, pero mi abuelo me hizo un ademan con la mano para que me acercara, me dio instrucciones y yo obedecí. Con mi abuelo aún tirado en el piso, me puse en cuatro encima de él, con mis piernas a cada lado, baje mi pechos a su cara y encantado empezó a jugar con ellos, luego baje mi cadera y me frote contra el medio despierto pene de mi abuelo, respondió rápidamente, me posicione para quedar penetrada nuevamente por mi abuelo, dándome un buen sentón, juro que sentí como si me hubiera perforado algo, el viejo gruño fuerte y echo la cabeza hacía atrás, sonreí, me había dolido pero él lo disfrutaba, lentamente subí y baje por unos minutos y haciendo círculos con mis cadera, de repente sentí algo frío escurrir por mi trasero, en medio de mis pompis, era lubricante, mi padre puso su polla entre mis nalgas y asustada voltee a verlo y le negué con la cabeza, no quería que me penetraran por ahí y menos si no me iba a preparar como debía, nunca me ha ilusionado ser cogida por el culo.

—Por favor, por ahí no, en donde quieras menos ahí— mi padre lo entendió y se alejó un poco, aunque no por eso se iba a quedar con ganas de metérmelo en otro lado, me detuve por un momento con mi abuelo aun dentro de mí, pues sentí como el pene de mi padre hacia presión contra mi vagina y antes de que yo dijera algo ya me lo había metido a la fuerza, la vista se me nublo y grite de dolor, dejaron que me “acostumbrara” por un segundo y empezaron a embestirme al mismo tiempo, casi me desmayaba del dolor, un dolor de placer infinito, miré de reojo a mi papi, a mí me había dolido, pero el apenas se había inmutado cuando lo metió, pensé que seguramente ya habían practicado antes, con cierta señorita de limpieza. Mi padre era el que más fuerte me estaba dando y mi abuelo iba a un ritmo lento pero firme, era algo indescriptible, estaba completamente llena, después de cinco minutos de apretadas embestidas terminaron vaciando su esperma en mi interior y llenándome por completo. Primero salió mi abuelo, quien seguía lamiendo uno de mis pezones y después mi padre, que me había metido un dedito en el culo, me quite de encima de mi abu y caí rendida en el piso con la respiración agitada y la esencia de ambos escurriendo por mis muslos y piernas, me quería dormir ahí mismo de lo cansada que estaba. En unos minutos mi padre se levantó, me miro desde arriba tirada en el piso, se guardó todo en su lugar, subió su cierre y acomodo el cuello de su camisa. Mismo acto que realizo mi abuelo. Suspiraron y se rieron burlonamente entre ellos, cada uno tomo su cerveza, las chocaron y de un solo trago se las acabaron.

— ¡Wow! Esta estuvo buena— dijo mi papá

— ¡Ja! Esta estuvo más que buena, ¡es tu hija! Nos acabamos de súper follar a tu hija— se volteo y me vio— Listo mi bombón, quedaste bien abiertita, mira— se puso en cuclillas, metió sin dificultad dos dedos a mí vagina, dedeo un poco y los saboreo- Delicioso, gracias mi amor- palmeo mi cadera, se levantó y sonrió de lado.

Luego salieron de la sala y me dejaron tirada en el piso, como trapo usado, no pude evitar sonreír, había satisfecho a dos machos. Quedaría marcada de por vida al haber sido desvirgada de esa brutal, pero maravillosa forma, así iniciaba mi vida sexual. Después de lo sucedido, mi vida cambio por completo, me volvieron hacer doble penetración tres días después. Actualmente cuando mi padre lo desea yo estoy ahí para complacerlo. Aunque nunca entendí de donde saco el valor la primera vez.

 
 
 

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